2 de mayo de 2007

Caja de Pandora

¿Has sentido cansancio alguna vez?... Y no me refiero a la sensación que se tiene luego de haber corrido un par de kilómetros, ni de aquella que nos llega luego de trabajar todo un día.

Me refiero a un cansancio acumulado, un cansancio que no se quita con una buena noche de sueño, un cansancio que no se aloja en tu cuerpo, sino en tu mente, quizás más en tu espíritu. Un cansancio de ganas, un agotamiento anímico...

... ¿lo has sentido?

Me ha pasado -y puedes odirame si lo quieres, pero estás en mis dominios y aquí yo escribo sobre el tema que me place- que luego de trabajar (si, trabajar) todo un día, llego muy cansado (cansancio físico y mental) a mi "hogar", sólo para descubrir que a pesar de que dormiré una buena cantidad de horas y de que tendré un fin de semana para sacarme de encima el lunes-a-viernes, me siento cansado al día siguiente.

(y por su puesto, ahora debería estar haciendo algo para mañana)

He intentado convencerme de que ya no estoy en la universidad, de que si me quedo dormido, pierdo algo más que una clase de morfo, pero mi espíritu se niega a aceptar esta nueva condición de vida. Como si hubiese elegido ser profesor porque nunca quize salir de la sala de clases, pero ser estudiante es TAN fácil. Ahora, con respecto a eso, antes de que me sentencies, aunque diría que ya lo hiciste, mi comparación va con respecto a la vida del estudiante enfrentada a la vida de un trabajador... Sin embargo nunca se me pasó por la mente la idea de ser un estudiante eterno.

Cambiando un poco de tema. Desde el momento en que te das cuenta de que las letras que lees son letras, vale decir, desde el momento en que efectivamente te das cuenta de que en realidad y sin sombra de dudas sábes leer, estás condenada/o de por vida a vivir una desagradable vida de sufrimientos producidos por esta maravillosa invención que son los grafismos.

Piénsalo: vas camimando y sin importar a cual de los 32 puntos cardinales dirigas tu visión, encontrarás un texto de mayor o menor extensión, texto que tus ojos, casi involuntariamente, enfocarán y cuyos grafismos serán interpretados por tu mente como una palabra con un significado particular de acuerdo al contexto. Es inevitable.

Lo siento, a veces cambiar de tema es la única forma que tengo de alejarme de aquello que en realidad quiero escribir, pero a lo que me niego a hacer por las ridículas consecuencias que ello traería en mi persona como sujeto y como ente social. Aunque, de sociedad bien poco se puede decir.


Decía. No me agrada mi trabajo. Y eso no es una contradicción con algo escrito en alguna fecha anterior, sino una reafirmación de una idea que nunca explicité del todo. Ahora lo haré: Ser inspector no me molesta, puedo hacerlo, lo he estado haciendo y me agrada la parte humana del trabajo: tratar con alumnos, resolver problemas, pasearme por el establecimiento, dar pases, crear conversaciones, entrar a las salas (previa autorización del profesor a cargo), etc. Lo que no me gusta es todo lo demás: papeleos idiotas, revisión, manejo y arreglo de horarios, ser el "malo", exigir cosas que van en contra de mi propia escencia de persona, el no tener una función clara, no tener jerarquía (a pesar de que debería) y, producto de eso y mi corta edad para la tarea, el casi nulo respeto que me tienen los alumnos y los profesores, pero sin confundir; no es que yo exija respeto, es sólo que por cargo, yo tengo que "mandar" a los profes... y es medio difícil cuando tienenes la mitad de la edad, no los conoces y definitivamente no tienes ganas de ser lo que el sistema quiere que seas.

Yo sería inspector, sin problemas, feliz incluso, pero en otra parte. Con otro ambiente, otro director, otros profesores (no todos) otro edificio, otro reglamento, otra concepción de educación.

Yo soy profesor, me gusta ser profesor, NADIE puede quitarme eso.

Ni siquiera tú.


... y por si no lo has notado, "renuncié" a la inspectoría.








Y otro día usaré mejor el título...

3 comentarios:

Fernanda dijo...

Lo que nunca se nos dijo cuando éramos estudiantes es que en más de algún momento de nuestras vidas íbamos a tener que jugar los roles que nosotros más odiamos. El papel del bueno de la película queda muchas veces escondido para el resto de la gente.

Lo importante, en todo caso, es estar cómodo. Aún no es tarde para elegir aquello en lo que queramos trabajar.

Que la fuerza te acompañe (como siempre lo ha hecho).

Padyta dijo...

Bueno al menos lo intentaste...(yo no tuve el corage)...y como dice feñi: "aun tienes tiempo para elejir"...
mucha suerte y Paz
saluditos

Anónimo dijo...

holy soy la cintya para que no tenga ninguna duda----bueno lo unico que le digo es que todo su cansancio a valido la pena todos o casi tosos lo aprecian por ser buen profesor y si no esta conforme con lo que ase ahun esta a tiempo de arrepentirce aiossss que te ven xauuuzzzzz