8 de abril de 2015

Falta algo

El Tiempo: parte 1


El tiempo pasa, básicamente porque no sabe hacer otra cosa. Aunque no es que no sepa, la verdad es que el tiempo no puede no saber porque es simplemente una dimensión, una dimensión muy humana si se piensa lo suficiente al respecto.

Recuerdo haber estado obsesionado con el concepto hace unos años; me sé de memoria la definición que da la Real Academia Española de la Lengua da la palabra tiempo, pero para que funcione mejor, copiaré y pegaré el significado, así evitando problemas de interpretación:

tiempo.
(Del lat. tempus).
1. m. Duración de las cosas sujetas a mudanza.
2. m. Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo.

Esas dos en particular son las que más me gustan, sobre todo la primera, porque es tan simple y tan compleja a la vez que da escalofríos. Ante la petición de definir el concepto de tiempo creo que cualquiera se vería de pronto sumido en la incapacidad de encontrar palabras para explicar dicho término, pero no por falta de vocabulario o por falta de entendimiento del concepto propiamente tal, sino porque la idea detrás de la palabra 'tiempo' es una idea compleja, de ahí mi admiración por el grupo de personas que con solo seis palabras fueron capaces de explicar con tanto candor este concepto que, reitero, es tan humano.
La segunda acepción es la que la gran mayoría de los que si encuentran las apalabras podrían decir con respecto a la idea del tiempo, de hecho, es un poco complicado pensar en el 'tiempo' y no pensar en las ideas de 'presente', 'pasado' y 'futuro', quizás porque es la forma en la que nos relacionamos más directamente con él, dejándo de lado al reloj o a los calendarios.

Nótese que no me preocupo de las demás acepciones, porque no vienen al caso.

Otra definición interesante, se desprende del tiempo y tiene que ver con la palabra 'mudanza', porque sin ella, la primera acepción de tiempo no funciona. Triste es descubrir que los mismos autores del diccionario de la RAE no tratan a ese vocablo con la misma entereza que el anterior y se hace necesario un pequeño paseo por los sinónimos para llegar a una palabra que es la que, a mi juicio personal sin ser académico de la lengua, debiese acompañar a la idea de tiempo: movimiento.

Si bien entiendo el uso de 'mudanza' en la mencionada definición, me parece que el trato de su propia definición no se condice con el trato que se le da al ser usada como base para la definición de tiempo, a la vez que la palabra 'movimiento' sí tiene relación con el tiempo, ello dado por su segunda acepción:

1. m. Acción y efecto de mover.
2. m. Estado de los cuerpos mientras cambian de lugar o de posición.
 En cursiva destaco la palabra clave del asunto, la que lleva a :
(De mientra).
1. adv. t. En tanto, entre tanto. Juan estudia; tú, mientras, te diviertes.
2. conj. t. Durante el tiempo en que. Mientras tú te diviertes, Juan estudia.
Y se resuelve así el asunto. ¿o no?

No se trata de descubrir alguna circularidad en las definiciones, aunque eso es divertido. Se trata de entender un concepto complicado mediante el estudio de su aparentemente sencilla definición. Todos podemos definir tiempo, siempre que nos inclinemos más hacia su concepto de magnitud, del mismo modo, todos podemos definir movimiento (o mudanza) siempre que consideremos un punto de referencia y todo podemos definir 'mientras' como algo que ocurre el tiempo que otra cosa, pero lo interesante es que llega un momento en el que las definiciones requieren de uno de los conceptos que se intenta entender, de lo que se desprende la problemática:

Si no entiendo la definción de tiempo, ¿cómo puedo entender la definción de 'mientras' que me explica el 'movimiento' que a su vez es clave para entender el 'tiempo'?
Afortunadamente para mi, y para ti, ese problema no es tal, porque el entendimiento de un concepto no va de la mano de su definición, sino de su uso. La definición viene después y, normalmente, no es muy funcional porque el diccionario, sea o no de la RAE, aunque aquí entre nos yo desconfío de los demás, suele quedarse con el significado denotativo, dejando de lado la connotación, que suele ser la forma en la que la necesitamos.

¿Por qué es una dimensión humana? Porque sólo los humanos se han visto en la necesidad de convertirla en una; de ahí los relojes, desde el de agua hasta los atómicos, de ahí los calendarios, desde los lunares hasta los binarios y todas las cosas que ello acarrea: plazos, atrasos, estrés, olvidos, nervios, ansiedad, fechas, apuros y un etcétera que pongo, como suele hacerse, no porque la lista sea muy extensiva a saber de quien escribe, sino porque quien escribe presume que la lista es extensa, pero no se quiere molestar buscando algún otro elemento que pertenezca a ella.

El tiempo nos limíta y nos impone, nos reglamenta y hasta nos tiraniza, y eso que sin nosotros, deja de existir, al menos de la forma en la que nosotros lo entendemos. Pero ese entendimiento está tan ligado al movimiento, lo descubrimos con el análisis previo, que dan ganas de pensar que si el movimiento no existiese, no habría tiempo, pero la dependencia ¿no era al revés?

Los cosmólogos plantean que el universo está en constante expansión, o sea que se mueve(1), y que por ello reconocemos el avance(2) del tiempo. La teoría dice que si el universo, en vez de expandirse, se contrajera, el tiempo transcurriría en la dirección(3) contraria, es decir retorcedería. Lo realmente interesante es que para nosotros, eso sería normal, y ese "retroceso" sería como entendemos el "avance" y todo esto sería exactamente lo mismo, porque yo mismo, escribiendo esto en un universo en constante contracción, no podría imaginar cómo sería que el tiempo fuese en la "dirección" contraria.

Dejo a continuación dos enlaces de Wikipedia para que entiendas un poco mejor a lo que voy:

Teoría del Big Bang
Expanción Métrica del espacio 

Me quedan cosas por escribir, pero con toda la lectura complementaria que requiere esta entrada para ser realmente interesante y generar una conversación, me parece suficiente por hoy.

Espero algún comentario tuyo, quizás así me inspire y escriba la segunda parte de esto.


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PS. Los enlaces a las palabras y sus definiciones completas se encuentran en las palabras mismas. En caso de que no lo hayas notado.

Notas:
(1) Entendido como que al expandirse, al menos una parte del todo cambia de posición con respecto a un punto de referencia.
(2) Avance como "paso del tiempo" no implica necesariamente una direccionalidad, pero si el que se pueda considerar la existencia de un pasado, presente y futuro.
(3) El tiempo no va a ningún lado, por eso no se le puede asignar una dirección, pero nuestra mente, primitiva aún, necesita ciertos elemento gráficos para poder visualizar los conceptos complejos, de ahí la necesidad de indicar una cierta "dirección".

5 de abril de 2015

Ejercicio fatuo

Cierto día, no porque fuese verdad, sino porque fue un día indeterminado que se puede referenciar como que está en el pasado, pero sin alcarar qué tan en el pasado está, no por mucho pensar, sino por hacerlo poco, su perspectiva del mundo cambió radicalmente.
Al ponerse de pie, notó como el poste, que le había cambiado la perspectiva del mundo radicalmente, ahora se veía con mucha más claridad, pero no porque dicho poste sostuviese un espejo límpido, sino porque ahora su visión se aclaraba, en contraste con lo oscurecida que estaba hace unos segundos cuando tenía los ojos cerrados. Se mente se apresuró y procesó toda la información del contexto actual, lo que le permitió notar que un grupo no menor de personas no menores se había acumulado a su alrededor, algunas hasta preguntando si se sentía bien o expresando con un rostro compungido lo que sólo podía interpretar como dolor vicario, lo que inmediatamente le hizo reaccionar ante su propio dolor y se vio, no en un espejo ni por obra del desdoblamiento ni mucho menos por una experiencia extracorporal, sino que tuvo la necesidad, de expresar de forma verbal el dolor que en ese momento notó que sentía.
Por su mente pasaban, o sea que estaban ahí, no físicamente, pero si ejercían cierto tipo de prescencia en ella, vagos, no flojos o sin profesión, sino difíciles de identificar o asociar con algo, pensamientos relacionados con lo ocurrido.

Por una parte, el deambular por la calle en el estado en que se encontraba era complicado, porque no se permitía, en ese estado caminar sin encontrarse uno en un estado que permitiese caminar, y el problema era, ahora le parecía obvio, el no saber dónde estaba, aunque su reflejo en los muchos vidrios le indicaba que en efecto se encontraba, y no sólo ahí, sino que en la calle también.
Por otra parte, venían más curiosos a observar ahora no sólo el estado en el que se encontraba antes de encontrarse en el estado en que se encontraba, sino también el estado en el que estaba ahora que estaba, todavía, en el suelo ponderando la situación.
Resuelto el problema sobre su encuentro propio, resolvió además, sin necesidad de una calculadora, que lo que debía hacer en ese momento era, luego de haber terminado de expresar de vorma verbal su dolor, lo que implicaba que lo que debía hacer a continuación dejaría de ser lo primero para ser lo inmediatamente segundo, ponerse de pie y agradecer la preocupación de los transeúntes que se detenían a su lado a verificar su estado o a saciar su curiosidad, que no se alimenta de curiosos, sino de información.
Al tiempo que se ponía de pie, alguien, sin identificar porque no es importante y como narrador de la historia no pretender perder mi valioso tiempo explicando la identidad de una persona cuyo sexo puede haber sido másculino o femenino, pero que no implica ningún aporte substancial para el desarrollo de la historia, por lo que es completamente fútil esperar que estas palabras se refieran a ese "alguien", le intentó ayudar ofreciéndole una mano, lo que provocó la risa del resto del grupo de observadores, pero no porque la mano fuese la de un maniquí, ni porque tontamente la haya aceptado y ello haya provocado que se precipitara al suelo nuevamente, sino que porque el ofrecimiento venía a servir más como una burla que como una ayuda.

Al recuperar la perspectiva que había perdido luego de haberla ganado por pensar poco, nuevamente necesitó transformar su dolor en palabras, pero esta vez las palabras tomaron una forma un poco menos sutil y un poco más soez, por razones tan obvias que no vale la pena, ni la alegría, comentar en esta parte.

El tiempo pasó, que es lo único que saber hacer bien, a veces rápido, otras lento, pero en el fondo lo único que hace es eso. La perspectiva natural del mundo que le había sido arrebatada tan sorpresivamente, fue recuperda cuando logró ponerse de pie, pero no digo logró como si fuese un acontemiento digno de ser recordado o marcado en algún anuario, sino porque la palabras es la adecuada en este caso luego de haber intentado recuperar esa perspectiva en la menos una ocasión anterior.

Sus pasos continuaron del mismo modo en el que habían andado con anterioridad al cambio de perspectiva, de lo que el lector puede reconocer que el cambio no fue el necesario o que no fue tan grande como para generar un cambio en los pasos, que, segun lo que observaron los observadores, mantenían la idea de que si bien se encontraba en un estado que le permitía caminar de la forma ya mencionada, no era un estado que le permitiese caminar de una forma diferente, lo que claramente mostraba las ventanas que refelajabn su figura con tanta fidelidad, eso si dejamos de lado la obvia incapacidad de los espejos o las superficies planas de dar una imagen real de lo que reflejan, de ahí la palabra.





Va y viene. Esto que lees ahora, estimada/o lector/a, no forma parte de lo anterior, así cómo el color de fondo no tiene nada que ver con el color del muro que puedes ver a tu derecha, y no te apresures a decir o pensar o querer comentar que a tu derecha no hay muro alguno, porque el siemple hecho de que no lo puedas ver no quita su presencias, más allá de lo que tus ojos pueden percibir, sea por la hora, por la falta o el exceso de sueño o por lo que sea que sea el objeto que impide que tu ojos se enfoquen en el muro que en efecto está a tu derecha, aunque ni siquiera esté en la misma habitación que tú, pero divago... esto que lees ahora, que sigues leyendo, o tal vez no lo lees... que interesante sería saber que te enteras de esto sin leerlo, o que lees esto sin enterarte de lo que dice, supongo que ese será ejercicio para otor momento. Esto que lees ahora, es simplemente lo que es, no es una búsqueda de reflexión, ni física ni mental.