29 de marzo de 2015

Where is my mind?



Vivimos en un mundo peculiar tú y yo. Por una parte, lo compartimos en tanto a que es una misma realidad la que nos rodea, pero por otra, cada perspectiva personal, afecta un poco esa misma realidad, lo que hace que nuestros mundos, el tuyo y el mío sean suficientemente distintos como para ser considerados diferentes, pero, a la vez, suficientemente parecidos como para ser considerados el mismo.

La cosa se complica, o simplifica, eso depende de ti, cuando pensamos en el mundo como el planeta en el que vivimos, en cuyo caso no puede existir ninguna diferencia entre el tuyo y el mío puesto que son el mismo, y el único.

El punto es que el mundo en el que vivimos es peculiar, consideres a ese mundo desde la primera perspectiva que planteé, o de la segunda, o de la tercera, que está dando vueltas por tu cabeza ahora.

Me agrada esa metáfora de las ideas dando vueltas, porque puede entenderse que las ideas giran sobre su propio eje o que recorren un circuito más o menos circular, dentro del espacio virtual que es tu mente. La primera idea es medio ridícula, lo sé, después de todo, que una idea gire sobre si misma no la lleva a ninguna parte y no permite que genere nada, a menos que consideres que ese giro pueda ser una forma de separar lo bueno de lo malo que esa idea pudiese tener, como se hace con las centrifugas en los laboratorios de ciencias, o como lo hacen las lavadores al sacarle el agua a la ropa una vez que termina el ciclo de lavado y comienza el de centrifugado.

... no parece ser tan mala esa metáfora... si mis ideas giran sobre sí mismas, puedo considerar que sólo la parte más fuerte, o la más importante de dicha idea se queda cerca del eje, mientras que todo lo superfluo, innecesario o irrelevante que dicha idea pueda tener, es expulsado de ese centro, de ese eje, gracias a la fuerza centrífuga producida por el giro, en cuyo caso que una idea de vueltas en mi cabeza significa que se está purificando, lo que convierte a la idea final en una idea mejor, o más pura de lo que era antes de girar.

¿Y a qué viene la visión? ¿Qué implicancia tiene que una idea ronde por mi mente, siguiendo o no un camino predeterminado? Puedo pensar que tal vez esa idea se canse de tanto andar y que termine agotada, lo que no resulta muy bueno para ella, o tal vez resulta que anda dando vueltas, como quien dice "anda mirando no más" o paseándose por mi mente, si querer involucrarse muy directamente con nada, lo que nuevamente hace que las cosas no anden muy bien para ella. O tal vez, es una idea que quiere estar en forma, y ese deambular por mi mente es en realidad una rutina de ejercicios que la llevaran a crecer, fortalecerse y terminar siendo mejor de lo que era...

pero ello también implica que mi idea que gira sobre sí misma puede terminar mareada y vomitando por toda mi mente, lo que explicaría que a veces pensemos cosas que parecían ser geniales pero terminan siendo bazofias, casi literalmente.

Como sea, antes de escribir esto, siempre tuve la percepción de que "tener una idea dando vueltas" se relacionaba con la sensación que produce un mosquito que vuela cerca de nuestra oreja en la noche cuando queremos dormir, y se puede escuchar el zumbido infernal. Ese pensamiento viene al caso, ya que eventualmente, con o sin ayuda de un insecticida, nos deshacemos de la molestia que produce el mosquito, de la misma forma en que nos deshacemos de la molestia que nos produce la idea, porque una vez que la idea deja de dar vueltas por nuestra cabeza, básicamente está muerta, como el mosquito, de lo contrario, nos seguiría molestando... como los secretos que se comparan con piedras en el zapato, pero esa es otra historia y esa también es otra historia.

Tener una idea es complicado, porque las ideas no se poseen, por mucho que los derechos de autor quieran hacernos pensar que si, las ideas nacen por generación espontánea, que si nacieran por reproducción sexual sería extraño porque necesitarías dos ideas para generar una nueva y tanto tú como yo sabemos que muchas veces las mejores ideas salen de ninguna parte, o tal vez vienen de alguna parte que no podemos identificar, tal vez vienen corriendo de muy lejos, o tal vez, hasta el momento en que las identificamos como tales, todavía eran muy débiles como para hacerse notar entre todas las otras ideas que tenemos...

Por supuesto todo esto considera que tú, quien lee, no sólo me sigue la lectura del texto este, sino que ha sufrido la experiencia del parto de una idea, porque triste sería que, luego de leer todo esto, no te dieras cuenta de la razón por la que lo escribo y pienses, no por generación espontánea sino por influencia del medio, que esto no tiene sentido y que sólo fue un desperdicio de tu tiempo.

No voto por eso último ya que la experiencia personal de tener una idea, de verla crecer y desarrollarse es algo hermoso, si esa misma idea ha dado vueltas por tu cabeza, sin importar la concepción que tú tengas de ese "dar vueltas", eventualmente se convierte en algo mucho superior a lo que era en un principio, y reconoces ese momento cuando lo que quieres es hacer que tu idea salga al mundo, que sea conocida por otros, que sea reconocida por otros, quieres que tu idea forma parte del mundo, pero ¿de cuál mundo?

Vivimos en un mundo peculiar tú y yo. Por eso Platón nos presenta el mundo de las ideas, que es mucho más simple y mucho más complejo al mismo tiempo. Tus ideas viven en tu mundo hasta que las haces salir al "mundo", ídem con las mías, pero mientras no tengamos una idea sobre el mundo, las ideas seguirán para siempre en el mundo de las ideas, que no es tuyo ni mío, sino suyo.

Lo más divertido es que sin nosotros para concebir el mundo de las ideas, las ideas no tendrían mundo, y sólo vivirían en nosotros hasta que las soltásemos al mundo, pero entonces, ¿en qué mundo quedarían?

La tentación de arrojar un pronombre al azar, o no, será fuerte cuando leas la pregunta que ya leíste, te sugiero que reprimas esa tentación, no porque sea pecado, sino porque la pregunta no es para comentar, es para comérsela, mas bien, para degustarla.

Bon apetit!

19 de marzo de 2015

e come il fiume trova la via al mare

No sé quién soy.

Pero no lo digo como se suele entender: puedo reconocerme en fotografías y en el espejo, respondo al llamado del nombre que se supone es mío, estoy consciente de mi existencia en este mundo y de lo que hago en él.

El problema es que no sé quién soy. Porque he leído tantas veces que somos la suma de todas nuestras decisiones, que somos lo que somos por la vida que hemos llevado, que somos la suma de la gente que hemos conocido y que hemos considerado importante, y que hemos dejado influenciernos... en ninguna de esas frases dice que somos nosotros mismos.

En capítulo 19 de la segunda temporada de los Simpsons, Lisa conoce al maestro Bergstrom. Éste al irse, le deja una nota con la que le asegura que cuando se sienta sola sin alguien en quien confiar, sólo debe leerla para sentirse mejor.


 La nota dice :"Tú eres Lisa Simpson"

Hay ciertas cosas que vale la pena mencionar: Lisa tiene 8 años, por lo que es natural que se sienta intimidada por el mundo que la rodea y afectada por lo que ella considera el abandono del maestro Bergstrom. También que Lisa es un dibujo animado... pero dejando eso aparte, la situación es bien familiar para mi, no porque yo haya recibido un nota de parte de un profesor diciendome que yo soy yo, pero si he me ha tocado recibir la reafirmación de mi ser gracias a un agente externo.

Aparentemente, yo soy más para alguien de lo que soy para mi.

Evitaré confusiones. Cuando uso la primera persona, no lo hago para que tú entiendas que hablo de mi, quien redacta, ni tampoco para que entiendas que hablo de mi, el blog, ni que entiendas que hablo de mi, yo. Lo ideal es que la lectura del texto en el que se usa la primera persona funcione para que te sientas identificado(a) con lo que escribo, digo, con lo que lees.

No sé quien soy, pero parece que la gente que me conoce si lo sabe.

La reafirmación del "yo" viene de agentes externos al "yo", por lo que no importa que yo no sepa quien soy porque otros lo saben.
Tristemente, vivimos en un mundo, en un tiempo en el que las cualidades personales, las ideas, las cosas que nos hacen ser quienes somos, todas dependen de agentes externos. ¿Qué pasó con el ser feliz simplemente porque sí ¿De dónde viene esa necesidad de reforzar la identidad propia mediante externalizaciones que no reflejan dicha identidad? ¿Dónde quedamos nosotros?

Tú y yo, que leemos esto, tú ahora y yo tambien ahora, aunque nuestros presentes sean distintos; quién soy y quién eres no depende de otros, por eso la nota para Lisa es importante, porque no dice que es buena niña, que es inteligente, que es popular, la nota no dice que escribe bien, no dice que sus fotos son lindas, la nota no dice que tiene seguidores, ni muchos amigos, la nota ni siquiera dice que es una niña, no dice que es mujer, no dice que es persona, la nota solo dice su nombre, porque, en el caso de Lisa, su escencia está en su nombre, porque no hay otra Lisa Simpson.

No sacas nada con alegarme que es un dibujo y que no entiendes la relación que puede haber entre una cosa y la otra. Lo primero porque yo ya aclaré eso y lo segundo porque lo explicaré a continuación:
 Tú no eres quien eres por tu historia o por tus decisiones. No eres quien eres por tus amigos ni por tu familia. Tú eres quien eres porque eres tú, y como tú no hay nadie más.
 Yo no sé quien soy, pero sé que no hay otro como yo.


PS. Bergstrom es un agente externo, pero su reafirmación de la identidad de Lisa es inexistente sin Lisa dándose cuenta de que es ella más importante que lo que la nota dice.
PPS. No debería estar escribiendo esto porque yo suelo asumir que mis lectores(as) me entienden, y si no lo hacen me piden aclaraciones, pero lo escribí.
PPPS. si tú sábes porqué lo escribí, por favor dime, que la razón o razones, por ahora, se me escapan.

11 de marzo de 2015

404

Acabo de ver una película. Una de esas películas que no se ven en el cine, una de esas películas que no ves con la familia, menos con amigos...

Hoy vi una película de esas que hay que ver solo, una de esas que no puedes ver con alguien más porque te la arruinarían opinando, o por no poder opinar.

Hoy vi una película para mi, y me gustó.

Recuerdo un escena, no de la película que acabo de ver, sino de otra; Ratatouille, en la que el crítico de comida va al restaurante y le pide al mesero "perspectiva". El mesero no entiende, obviamente, y pregunta si quiere algo para comer, a lo que el crítico responde que como no le pueden dar perspectiva, entonces que le lleven comida y que él proveerá la perspectiva.

Esa escena es buenísima porque se puede aplicar a muchas cosas, que no voy a detallar ya que presumo de mis lectores una nivel cultural y cognitivo alto, además de una imaginación desarrollada, lo que les permite rellenar los espacio que voy dejando.

En mi caso particular, esta fue una película que me ofreció perspectiva, y por lo mismo no se podía compartir con alguien, por el riesgo de que ese alguien no pudiese ver la perspectiva ofrecida por la película y se viese obligado a entregar una perspectiva propia, cosa que no viene al caso.

La mayoría de las veces, no me agradan las cosas que me ofrecen perspectivas, usualmente porque son perspectivas simplistas, trilladas y manipuladas para parecer nuevas, pero no lo son, y al darme cuenta de eso, me enojo conmigo mismo y con el objeto recién visto o leído. Y debo reconocer que muchas veces disfruto de las cosas que requieren de mi perspectiva para ser completadas, cosas que vale la pena comentar, discutir, conversar, desarmar y volver a armar, pero también hay poco de eso el en mundo.

Aquí viene la parte en la que yo me quejo de la sociedad y del mund en el que vivimos que requiere de cosas pre-digeridas porque son más fáciles de procesar,  porque estamos acostumbrados a la inmediatez, porque estamos acostumbrados a la comida rápida, al poco esfuerzo y a la comodidad, pero me saltaré esa parte, aunque tú creas que la leíste, no es así, lo que hice fue simplemente escribir sobre lo que escribiría, de lo que tú, inteligente lector(a), deduces que mis palabras anteriores, si bien dicen lo que dije que debian decir, no dicen todo lo que podrían decir.

Esa es la perspectiva que me gusta.

¡Un momento!, dirás ya que notaste que al recibir la perspectiva de la película no tuve que trabajar para crear mi perspectiva propia, pero ese es el mismo error que cometió la persona con quien no compartí la película; la persona que creyó que la película carecía de perspectiva y le dio la propia, esa persona y tú, que lo notaste, cometen el error de considerar que el trabajo recae en quien ve y deja de lado el trabjo de quien elabora la obra de arte en sí. Pero no sólo pasa por ahí, ya que mi trabajo no está en crear la perspectiva, o en el recibirla de la película o la obra que sea, sino en encontrarla en ella.

Los y las astutas me diran que entonces el problema siempre recae en la persona que observa ya que no cumple con su trabajo y responsabilidad de buscar la perspectiva ofrecida por el obra, pero esto me remite nuevamente a aquella escena en Ratatouille y ahora si debería quedarte todo claro.

¿O eres tú la persona que cree que hago esa última referencia a Ratatouille para evitarme una explicación que podría írseme de las manos? ¿crees que menciono a Ratatouille para conseguir hacerte pensar o creer que en realidad tengo un punto que quiero que entiendas pero que no quiero escribir porque quiero que lo descubras por ti mismo(a)?

Podría ser, y esa si que es la perspectiva...




Pero no po! dirá otro(a) sagaz lector... ojalá seas tú, y ojalá sepas por qué es tu deber el cuestionarme esto último.