1 de octubre de 2006

Clase Magistral

Cada vez que me siento frente al teclado a escribir, siento una vaga sensación de incomodidad que responde, posiblmente, a que nunca estoy del todo cómodo escribiendo. Eso a pesar de que he cambiado varias veces la silla en la que estoy sentado y otras tantas veces he cambiado mi posición al escribir.

Pero lo que importa es que al fin y al cabo, puedo producir sin necesidad de estar 100% cómodo. Lo que me hace pensar que es tal vez esa misma incomodidad la que me hace escribir, o al menos escribir como escribo.

Tal vez, estando totalmente cómodo frente a la pantalla, no sentiría ganas de escribir, puesto que eso aruinaría mi comodidad. O me dejaría simplemente llevar por la comodiad y escribiría sólo cosas que no producirían más reacciones que una agradable sensación de pasividad y calma.

Afortunadamente, hoy me duele un poco la espalda, y estoy odiando mi silla.
Esa es una buena señal.

Y, una vez más, (y sin alardear) nos hemos introducido a lo que llamo: "la escritura por la escritura".
(algún día patentaré eso como mi exclusiva forma de escribir...)

Digo: si podemos llegar a leer páginas y páginas, para luego pensar "bah, no recuerdo nada de lo que he leído" y tenemos que retorceder y retomar la lectura... ¿por qué no hacer lo mismo con la escritura?

A veces siento que lo hago, sobre todo cuando comienzo a escribir sobre algo y termino escribiendo sobre cualquier otra cosa.

Si no te agrada la idea, avízame. Así no te regalo una copia de mi primer libro... o del segundo. El que salga primero.

A propósito de nada.

Hace un par de días, vuela alrededor de mi cabeza un idea. La veo cuando pasa frente a mis ojos, y entre vuelta y vuelta, he podido decifrarla casi del todo: "mi imaginación no desapareció, simplemente cambió de objetivo".

El problema fue tratar de entender estas palabras, ya que el descifrar la idea fue cosa de tener un poco de paciencia y un ojo rápido, para poder seguirle el vuelo.
Mi imaginación, como tal vez la tuya, ya no crea amistades invisibles (si es que alguna vez lo hizo, porque en realidad no lo recuerdo), tampoco me lleva a lugares inexplorados ni convierte mi pieza en una jungla o a mi ropa tirada al lado de la cama en terribles monstruos.

Por eso yo pensaba que ya no me quedaba imaginación.

¡¡ PERO !!

Un día, hace un par de días, la idea de la que hablo, dejó de dar vueltas al rededor de mi cabeza y se abalanzó directo a mi frente. Obviamente, no tueve los reflejos necesarios para esquivarla, y me pegó de lleno entre los ojos. Entonces todo me quedó claro.

Aún tengo imaginación, sólo que ahora imgino otro tipo de cosas.

Es verdad que ya no puedo convertir mi pieza o el living en una jungla o en la superficie de otro planeta (aunque me gustaría), pero hay cosas que puedo imaginar que me dejan más contento de lo que imaginaba (valga la redundancia de la idea).

Si no tuviera imaginación, no podría estar escribiendo una novela, ni podría inventar actividades en menos de 5 minutos, para hacer en una clase.
En un plano un poco más inútil: si no tuviera mi imaginación, no podría llenar de historias y de posibles conversaciones mi cabeza: cuando veo, converso, dejo de ver, o pienso en alguien, me es casi inevitable conversar con esa persona, aún cuando ya no está frente a mi, llenando yo sus líneas de la conversación con lo que imagino que esa persona respondería.

A veces... pierdo un poco el control y construyo relaciones enteras entre entes que no existen.


Creo que por eso adoro la improvisación y la capacidad que creo tener de inventar cosas sólo por le hecho de poder hacerlo. Me agrada que me pregunten "¿adivina qué?", porque he respondido cosas que hace que la gente me mire y me diga "¿!NO!?". Me gusta mi imaginación, aunque a veces me haga ver cosas que no existen, y con eso no me refiero a lugares desconocidos o personajes extraños, sino a la realidad trasnformada por ella y mis sentidos: una conversación y una simple sonrisa me hacen ver un determinado interés casi obsesivo. Quizás sólo me gusta confundir las cosas...

...así hago mi vida un poco más entretenida.


No se trata sólo de que soy más impresionable de lo que pudiera parecer, y es que para mi una sonrisa y una conversación significan mucho puesto que siempre me he imaginado a mi mismo como alguien que no atrae sonrisas y/o conversaciones. Aunque mi imaginación se empeñe en hacerme pensar que soy atractivo o, al menos, altamente interesante intelectualmente o por mi peculiar y obnubilante forma de ser.

Si, estoy escribiendo sobre mi mismo.
Las quejas en los comentarios... y los comentarios también, por favor.

PS. Hobbes es propiedad de Bill Watterson.


2 comentarios:

abrankill dijo...

te hice el favor y a las 5 personas q les preguntes respondieron: no!!, casi insultadas.

yo si uso mucho mi imaginacion, pero como tu dices, para cosas distintas.

me gusta mucho como escribes, aunque sea de ti mismo, lo haces entretenido ^^

te quiero mucho!!!

tu hermanita linda hermosa

Mabel dijo...

A veces creo que mi imaginación ya no es imaginación sino una copia o reimaginación de otras imaginaciones, a veces creo que no tengo simplemente y otras, que son las menos, creo que algo que pensé es genial.
Una pregunta ¿cómo haces para crear actividades en 5 minutos? yo no puedooooooo...
Ah me debes las actividades que dijistes ibas a ayudarme a crear, espero siga en pie la oferta.

Chao k estés bien.