30 de agosto de 2015

... but I digress

In a way, I'm a bit sorry that this is the topic I chose for these particular entry. I guess I thought I would have some other interesting thing to say or to write about here, but I feel I need to write about this, and the language does not actually matter this time.

I have been reading a lot lately, a habit I had left buried alongside my laundry (almost literally), but that I have recovered slowly (like my laundry) thanks to some unimportant books, but no because they're not important, it's just that they are not the types of book you brag about, but the kind that you read because you simply like them. The stories are simple enough, and complicated enough as well; the characters make sense, some of them are ratable, and therein lies the problem, the issue, the topic.

You, the reader, are, well just that: the reader. You are an spectator of a story that is unfolding before your eyes, or the eye of your mind if your imagination is stronger than mine. The story is not happening to you, no matter how much you would like it to, it simply won't. So you try to understand what that means, you try to remember that, as the reader, you can partake on the adventure from an outside view, and you feel good about that, specially when the story takes a sharp turn to an unexpected place, you enjoy the feeling of surprise, but then it subsides and your reality sets in again, you remember that once you finish the book, it will all be over, you are aware that the main character will survive the peril, you might not be sure how, but you know that it will, because the series still has another book title after the character, so the story becomes dull, the characters plain and all the effort becomes a waste...

... and then you keep reading, because there are still things that you don't know, things that still don't make sense, things that remain hidden, even for you, the reader, the external force that actually drives the entire story, so you find yourself in a different position: holding all that knowledge, but also pretending that you don't.

Sometimes the book actually takes a hold of you and you actually want or don't want something to happen, sometimes you desperately want to take a peek at the next page, or the next chapter, but you restrain yourself form that and you keep reading, even though you know how the page will end because your eyes slipped and saw that last word...

He/she knew it as well, the surprise is there, but it is not a surprise, the characters is speechless, and so are you. what to do now? keep reading, obviously...no! if you keep reading that terrible thing might happen, but you can't just leave the book there, the story has to end!... does it?

At some point, everything ends.

Funny though, this is not what I wanted to write about, I my head I had the word "love" waiting to be talked about, to reference and to give the reader, now you, something to think about.

I wanted to write about the real and unreal, about the feeling and the idea, about the topic, the sensation, the awkwardness, the joy, and the sadness... but my mind drove me somewhere else.

17 de mayo de 2015

Ayer

Cuando el tiempo empezó, no supo que lo hacía, tanto como al nacer uno no sabe que está naciendo.
El tiempo era muy joven como para notar su importancia, por lo que siguió creciendo, avanzando y dejando atrás todo el presente, para dejarlo en el eterno pasado.

Del pasado nació el ayer, que miró con ansias al futuro y no vio nada más que el presente, por lo que decidió quedarse en el mismo lugar que lo había visto nacer, y es ahí donde siempre podemos encontrarlo.

El ayer es el más importante de los días, es aquel que guarda todo lo precioso y todo lo horrible, es el guardián de nuestras memorias, y el portero de nuestros recuerdos. En el ayer comienza el pasado, en el ayer termina el presente.

Ayer fue el mejor día de mi vida, pero sólo lo sé porque ya pasó.
Ayer fue el peor día de mi vida, pero sólo lo sé porque ya pasó.

Ayer tomé una decisión que cambiaría mi vida, hoy ya no soy el de ayer, por lo que la decisión ya no me afecta, por eso es tan complicado cumplir promesas, plazos o vernos al espejo...

Ayer, en el espejo, también era yo, pero jamás volveré a ver a ese que vi, ni aunque use la misma ropa, logre el peinado exacto o acumule la misma cantidad de barba y ojeras, aquél que vi en el espejo ayer no era yo, ni lo volverá a ser, porque la imagen que tengo de ese, es la que el espejo me da, que no es la que otros ven, ni es la que yo mismo tengo de mi.

El ayer guardó en su bóveda eterna una figura inexistente, una imagen atemporal a la que sólo puedo visitar en recuerdos, porque el viaje en el tiempo sólo te permite ir en una dirección, la misma que él tomo inmediatamente después de nacer.

El tiempo no tiene ayer, ni mañana, el tiempo sólo tiene un presente efímero que no se puede clasificar ni siquiera como hoy, porque hoy tampoco existe, si lo piensas con suficiente detención.

Sólo puedo estar seguro del ayer. Mañana es una incertidumbre que nos tomamos muy a la ligera; hoy es una convención social que no todos entendemos, pero que usamos a nuestro pesar. El ayer siempre estará ahí, aun cuando el hoy no exista o el mañana ocupe tus pensamientos.

Sólo el ayer es constante, es el único día del que puedes estar seguro... porque ya pasó.
Pero no pasa, porque siempre está ahí.

Lo puedes apuntar en un calendario, en una agenda, en un diario de vida, pero no lo puedes ver, no lo puedes tocar y aunque sabes que es real, por el sólo hecho de ya no estar, ya no lo es; quizás nunca lo fue, quizás es hoy el día del que te hablo, hoy es el día sobre el que lees, pero ¿Cuándo estás leyendo esto?

8 de abril de 2015

Falta algo

El Tiempo: parte 1


El tiempo pasa, básicamente porque no sabe hacer otra cosa. Aunque no es que no sepa, la verdad es que el tiempo no puede no saber porque es simplemente una dimensión, una dimensión muy humana si se piensa lo suficiente al respecto.

Recuerdo haber estado obsesionado con el concepto hace unos años; me sé de memoria la definición que da la Real Academia Española de la Lengua da la palabra tiempo, pero para que funcione mejor, copiaré y pegaré el significado, así evitando problemas de interpretación:

tiempo.
(Del lat. tempus).
1. m. Duración de las cosas sujetas a mudanza.
2. m. Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo.

Esas dos en particular son las que más me gustan, sobre todo la primera, porque es tan simple y tan compleja a la vez que da escalofríos. Ante la petición de definir el concepto de tiempo creo que cualquiera se vería de pronto sumido en la incapacidad de encontrar palabras para explicar dicho término, pero no por falta de vocabulario o por falta de entendimiento del concepto propiamente tal, sino porque la idea detrás de la palabra 'tiempo' es una idea compleja, de ahí mi admiración por el grupo de personas que con solo seis palabras fueron capaces de explicar con tanto candor este concepto que, reitero, es tan humano.
La segunda acepción es la que la gran mayoría de los que si encuentran las apalabras podrían decir con respecto a la idea del tiempo, de hecho, es un poco complicado pensar en el 'tiempo' y no pensar en las ideas de 'presente', 'pasado' y 'futuro', quizás porque es la forma en la que nos relacionamos más directamente con él, dejándo de lado al reloj o a los calendarios.

Nótese que no me preocupo de las demás acepciones, porque no vienen al caso.

Otra definición interesante, se desprende del tiempo y tiene que ver con la palabra 'mudanza', porque sin ella, la primera acepción de tiempo no funciona. Triste es descubrir que los mismos autores del diccionario de la RAE no tratan a ese vocablo con la misma entereza que el anterior y se hace necesario un pequeño paseo por los sinónimos para llegar a una palabra que es la que, a mi juicio personal sin ser académico de la lengua, debiese acompañar a la idea de tiempo: movimiento.

Si bien entiendo el uso de 'mudanza' en la mencionada definición, me parece que el trato de su propia definición no se condice con el trato que se le da al ser usada como base para la definición de tiempo, a la vez que la palabra 'movimiento' sí tiene relación con el tiempo, ello dado por su segunda acepción:

1. m. Acción y efecto de mover.
2. m. Estado de los cuerpos mientras cambian de lugar o de posición.
 En cursiva destaco la palabra clave del asunto, la que lleva a :
(De mientra).
1. adv. t. En tanto, entre tanto. Juan estudia; tú, mientras, te diviertes.
2. conj. t. Durante el tiempo en que. Mientras tú te diviertes, Juan estudia.
Y se resuelve así el asunto. ¿o no?

No se trata de descubrir alguna circularidad en las definiciones, aunque eso es divertido. Se trata de entender un concepto complicado mediante el estudio de su aparentemente sencilla definición. Todos podemos definir tiempo, siempre que nos inclinemos más hacia su concepto de magnitud, del mismo modo, todos podemos definir movimiento (o mudanza) siempre que consideremos un punto de referencia y todo podemos definir 'mientras' como algo que ocurre el tiempo que otra cosa, pero lo interesante es que llega un momento en el que las definiciones requieren de uno de los conceptos que se intenta entender, de lo que se desprende la problemática:

Si no entiendo la definción de tiempo, ¿cómo puedo entender la definción de 'mientras' que me explica el 'movimiento' que a su vez es clave para entender el 'tiempo'?
Afortunadamente para mi, y para ti, ese problema no es tal, porque el entendimiento de un concepto no va de la mano de su definición, sino de su uso. La definición viene después y, normalmente, no es muy funcional porque el diccionario, sea o no de la RAE, aunque aquí entre nos yo desconfío de los demás, suele quedarse con el significado denotativo, dejando de lado la connotación, que suele ser la forma en la que la necesitamos.

¿Por qué es una dimensión humana? Porque sólo los humanos se han visto en la necesidad de convertirla en una; de ahí los relojes, desde el de agua hasta los atómicos, de ahí los calendarios, desde los lunares hasta los binarios y todas las cosas que ello acarrea: plazos, atrasos, estrés, olvidos, nervios, ansiedad, fechas, apuros y un etcétera que pongo, como suele hacerse, no porque la lista sea muy extensiva a saber de quien escribe, sino porque quien escribe presume que la lista es extensa, pero no se quiere molestar buscando algún otro elemento que pertenezca a ella.

El tiempo nos limíta y nos impone, nos reglamenta y hasta nos tiraniza, y eso que sin nosotros, deja de existir, al menos de la forma en la que nosotros lo entendemos. Pero ese entendimiento está tan ligado al movimiento, lo descubrimos con el análisis previo, que dan ganas de pensar que si el movimiento no existiese, no habría tiempo, pero la dependencia ¿no era al revés?

Los cosmólogos plantean que el universo está en constante expansión, o sea que se mueve(1), y que por ello reconocemos el avance(2) del tiempo. La teoría dice que si el universo, en vez de expandirse, se contrajera, el tiempo transcurriría en la dirección(3) contraria, es decir retorcedería. Lo realmente interesante es que para nosotros, eso sería normal, y ese "retroceso" sería como entendemos el "avance" y todo esto sería exactamente lo mismo, porque yo mismo, escribiendo esto en un universo en constante contracción, no podría imaginar cómo sería que el tiempo fuese en la "dirección" contraria.

Dejo a continuación dos enlaces de Wikipedia para que entiendas un poco mejor a lo que voy:

Teoría del Big Bang
Expanción Métrica del espacio 

Me quedan cosas por escribir, pero con toda la lectura complementaria que requiere esta entrada para ser realmente interesante y generar una conversación, me parece suficiente por hoy.

Espero algún comentario tuyo, quizás así me inspire y escriba la segunda parte de esto.


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PS. Los enlaces a las palabras y sus definiciones completas se encuentran en las palabras mismas. En caso de que no lo hayas notado.

Notas:
(1) Entendido como que al expandirse, al menos una parte del todo cambia de posición con respecto a un punto de referencia.
(2) Avance como "paso del tiempo" no implica necesariamente una direccionalidad, pero si el que se pueda considerar la existencia de un pasado, presente y futuro.
(3) El tiempo no va a ningún lado, por eso no se le puede asignar una dirección, pero nuestra mente, primitiva aún, necesita ciertos elemento gráficos para poder visualizar los conceptos complejos, de ahí la necesidad de indicar una cierta "dirección".

5 de abril de 2015

Ejercicio fatuo

Cierto día, no porque fuese verdad, sino porque fue un día indeterminado que se puede referenciar como que está en el pasado, pero sin alcarar qué tan en el pasado está, no por mucho pensar, sino por hacerlo poco, su perspectiva del mundo cambió radicalmente.
Al ponerse de pie, notó como el poste, que le había cambiado la perspectiva del mundo radicalmente, ahora se veía con mucha más claridad, pero no porque dicho poste sostuviese un espejo límpido, sino porque ahora su visión se aclaraba, en contraste con lo oscurecida que estaba hace unos segundos cuando tenía los ojos cerrados. Se mente se apresuró y procesó toda la información del contexto actual, lo que le permitió notar que un grupo no menor de personas no menores se había acumulado a su alrededor, algunas hasta preguntando si se sentía bien o expresando con un rostro compungido lo que sólo podía interpretar como dolor vicario, lo que inmediatamente le hizo reaccionar ante su propio dolor y se vio, no en un espejo ni por obra del desdoblamiento ni mucho menos por una experiencia extracorporal, sino que tuvo la necesidad, de expresar de forma verbal el dolor que en ese momento notó que sentía.
Por su mente pasaban, o sea que estaban ahí, no físicamente, pero si ejercían cierto tipo de prescencia en ella, vagos, no flojos o sin profesión, sino difíciles de identificar o asociar con algo, pensamientos relacionados con lo ocurrido.

Por una parte, el deambular por la calle en el estado en que se encontraba era complicado, porque no se permitía, en ese estado caminar sin encontrarse uno en un estado que permitiese caminar, y el problema era, ahora le parecía obvio, el no saber dónde estaba, aunque su reflejo en los muchos vidrios le indicaba que en efecto se encontraba, y no sólo ahí, sino que en la calle también.
Por otra parte, venían más curiosos a observar ahora no sólo el estado en el que se encontraba antes de encontrarse en el estado en que se encontraba, sino también el estado en el que estaba ahora que estaba, todavía, en el suelo ponderando la situación.
Resuelto el problema sobre su encuentro propio, resolvió además, sin necesidad de una calculadora, que lo que debía hacer en ese momento era, luego de haber terminado de expresar de vorma verbal su dolor, lo que implicaba que lo que debía hacer a continuación dejaría de ser lo primero para ser lo inmediatamente segundo, ponerse de pie y agradecer la preocupación de los transeúntes que se detenían a su lado a verificar su estado o a saciar su curiosidad, que no se alimenta de curiosos, sino de información.
Al tiempo que se ponía de pie, alguien, sin identificar porque no es importante y como narrador de la historia no pretender perder mi valioso tiempo explicando la identidad de una persona cuyo sexo puede haber sido másculino o femenino, pero que no implica ningún aporte substancial para el desarrollo de la historia, por lo que es completamente fútil esperar que estas palabras se refieran a ese "alguien", le intentó ayudar ofreciéndole una mano, lo que provocó la risa del resto del grupo de observadores, pero no porque la mano fuese la de un maniquí, ni porque tontamente la haya aceptado y ello haya provocado que se precipitara al suelo nuevamente, sino que porque el ofrecimiento venía a servir más como una burla que como una ayuda.

Al recuperar la perspectiva que había perdido luego de haberla ganado por pensar poco, nuevamente necesitó transformar su dolor en palabras, pero esta vez las palabras tomaron una forma un poco menos sutil y un poco más soez, por razones tan obvias que no vale la pena, ni la alegría, comentar en esta parte.

El tiempo pasó, que es lo único que saber hacer bien, a veces rápido, otras lento, pero en el fondo lo único que hace es eso. La perspectiva natural del mundo que le había sido arrebatada tan sorpresivamente, fue recuperda cuando logró ponerse de pie, pero no digo logró como si fuese un acontemiento digno de ser recordado o marcado en algún anuario, sino porque la palabras es la adecuada en este caso luego de haber intentado recuperar esa perspectiva en la menos una ocasión anterior.

Sus pasos continuaron del mismo modo en el que habían andado con anterioridad al cambio de perspectiva, de lo que el lector puede reconocer que el cambio no fue el necesario o que no fue tan grande como para generar un cambio en los pasos, que, segun lo que observaron los observadores, mantenían la idea de que si bien se encontraba en un estado que le permitía caminar de la forma ya mencionada, no era un estado que le permitiese caminar de una forma diferente, lo que claramente mostraba las ventanas que refelajabn su figura con tanta fidelidad, eso si dejamos de lado la obvia incapacidad de los espejos o las superficies planas de dar una imagen real de lo que reflejan, de ahí la palabra.





Va y viene. Esto que lees ahora, estimada/o lector/a, no forma parte de lo anterior, así cómo el color de fondo no tiene nada que ver con el color del muro que puedes ver a tu derecha, y no te apresures a decir o pensar o querer comentar que a tu derecha no hay muro alguno, porque el siemple hecho de que no lo puedas ver no quita su presencias, más allá de lo que tus ojos pueden percibir, sea por la hora, por la falta o el exceso de sueño o por lo que sea que sea el objeto que impide que tu ojos se enfoquen en el muro que en efecto está a tu derecha, aunque ni siquiera esté en la misma habitación que tú, pero divago... esto que lees ahora, que sigues leyendo, o tal vez no lo lees... que interesante sería saber que te enteras de esto sin leerlo, o que lees esto sin enterarte de lo que dice, supongo que ese será ejercicio para otor momento. Esto que lees ahora, es simplemente lo que es, no es una búsqueda de reflexión, ni física ni mental.

29 de marzo de 2015

Where is my mind?



Vivimos en un mundo peculiar tú y yo. Por una parte, lo compartimos en tanto a que es una misma realidad la que nos rodea, pero por otra, cada perspectiva personal, afecta un poco esa misma realidad, lo que hace que nuestros mundos, el tuyo y el mío sean suficientemente distintos como para ser considerados diferentes, pero, a la vez, suficientemente parecidos como para ser considerados el mismo.

La cosa se complica, o simplifica, eso depende de ti, cuando pensamos en el mundo como el planeta en el que vivimos, en cuyo caso no puede existir ninguna diferencia entre el tuyo y el mío puesto que son el mismo, y el único.

El punto es que el mundo en el que vivimos es peculiar, consideres a ese mundo desde la primera perspectiva que planteé, o de la segunda, o de la tercera, que está dando vueltas por tu cabeza ahora.

Me agrada esa metáfora de las ideas dando vueltas, porque puede entenderse que las ideas giran sobre su propio eje o que recorren un circuito más o menos circular, dentro del espacio virtual que es tu mente. La primera idea es medio ridícula, lo sé, después de todo, que una idea gire sobre si misma no la lleva a ninguna parte y no permite que genere nada, a menos que consideres que ese giro pueda ser una forma de separar lo bueno de lo malo que esa idea pudiese tener, como se hace con las centrifugas en los laboratorios de ciencias, o como lo hacen las lavadores al sacarle el agua a la ropa una vez que termina el ciclo de lavado y comienza el de centrifugado.

... no parece ser tan mala esa metáfora... si mis ideas giran sobre sí mismas, puedo considerar que sólo la parte más fuerte, o la más importante de dicha idea se queda cerca del eje, mientras que todo lo superfluo, innecesario o irrelevante que dicha idea pueda tener, es expulsado de ese centro, de ese eje, gracias a la fuerza centrífuga producida por el giro, en cuyo caso que una idea de vueltas en mi cabeza significa que se está purificando, lo que convierte a la idea final en una idea mejor, o más pura de lo que era antes de girar.

¿Y a qué viene la visión? ¿Qué implicancia tiene que una idea ronde por mi mente, siguiendo o no un camino predeterminado? Puedo pensar que tal vez esa idea se canse de tanto andar y que termine agotada, lo que no resulta muy bueno para ella, o tal vez resulta que anda dando vueltas, como quien dice "anda mirando no más" o paseándose por mi mente, si querer involucrarse muy directamente con nada, lo que nuevamente hace que las cosas no anden muy bien para ella. O tal vez, es una idea que quiere estar en forma, y ese deambular por mi mente es en realidad una rutina de ejercicios que la llevaran a crecer, fortalecerse y terminar siendo mejor de lo que era...

pero ello también implica que mi idea que gira sobre sí misma puede terminar mareada y vomitando por toda mi mente, lo que explicaría que a veces pensemos cosas que parecían ser geniales pero terminan siendo bazofias, casi literalmente.

Como sea, antes de escribir esto, siempre tuve la percepción de que "tener una idea dando vueltas" se relacionaba con la sensación que produce un mosquito que vuela cerca de nuestra oreja en la noche cuando queremos dormir, y se puede escuchar el zumbido infernal. Ese pensamiento viene al caso, ya que eventualmente, con o sin ayuda de un insecticida, nos deshacemos de la molestia que produce el mosquito, de la misma forma en que nos deshacemos de la molestia que nos produce la idea, porque una vez que la idea deja de dar vueltas por nuestra cabeza, básicamente está muerta, como el mosquito, de lo contrario, nos seguiría molestando... como los secretos que se comparan con piedras en el zapato, pero esa es otra historia y esa también es otra historia.

Tener una idea es complicado, porque las ideas no se poseen, por mucho que los derechos de autor quieran hacernos pensar que si, las ideas nacen por generación espontánea, que si nacieran por reproducción sexual sería extraño porque necesitarías dos ideas para generar una nueva y tanto tú como yo sabemos que muchas veces las mejores ideas salen de ninguna parte, o tal vez vienen de alguna parte que no podemos identificar, tal vez vienen corriendo de muy lejos, o tal vez, hasta el momento en que las identificamos como tales, todavía eran muy débiles como para hacerse notar entre todas las otras ideas que tenemos...

Por supuesto todo esto considera que tú, quien lee, no sólo me sigue la lectura del texto este, sino que ha sufrido la experiencia del parto de una idea, porque triste sería que, luego de leer todo esto, no te dieras cuenta de la razón por la que lo escribo y pienses, no por generación espontánea sino por influencia del medio, que esto no tiene sentido y que sólo fue un desperdicio de tu tiempo.

No voto por eso último ya que la experiencia personal de tener una idea, de verla crecer y desarrollarse es algo hermoso, si esa misma idea ha dado vueltas por tu cabeza, sin importar la concepción que tú tengas de ese "dar vueltas", eventualmente se convierte en algo mucho superior a lo que era en un principio, y reconoces ese momento cuando lo que quieres es hacer que tu idea salga al mundo, que sea conocida por otros, que sea reconocida por otros, quieres que tu idea forma parte del mundo, pero ¿de cuál mundo?

Vivimos en un mundo peculiar tú y yo. Por eso Platón nos presenta el mundo de las ideas, que es mucho más simple y mucho más complejo al mismo tiempo. Tus ideas viven en tu mundo hasta que las haces salir al "mundo", ídem con las mías, pero mientras no tengamos una idea sobre el mundo, las ideas seguirán para siempre en el mundo de las ideas, que no es tuyo ni mío, sino suyo.

Lo más divertido es que sin nosotros para concebir el mundo de las ideas, las ideas no tendrían mundo, y sólo vivirían en nosotros hasta que las soltásemos al mundo, pero entonces, ¿en qué mundo quedarían?

La tentación de arrojar un pronombre al azar, o no, será fuerte cuando leas la pregunta que ya leíste, te sugiero que reprimas esa tentación, no porque sea pecado, sino porque la pregunta no es para comentar, es para comérsela, mas bien, para degustarla.

Bon apetit!

19 de marzo de 2015

e come il fiume trova la via al mare

No sé quién soy.

Pero no lo digo como se suele entender: puedo reconocerme en fotografías y en el espejo, respondo al llamado del nombre que se supone es mío, estoy consciente de mi existencia en este mundo y de lo que hago en él.

El problema es que no sé quién soy. Porque he leído tantas veces que somos la suma de todas nuestras decisiones, que somos lo que somos por la vida que hemos llevado, que somos la suma de la gente que hemos conocido y que hemos considerado importante, y que hemos dejado influenciernos... en ninguna de esas frases dice que somos nosotros mismos.

En capítulo 19 de la segunda temporada de los Simpsons, Lisa conoce al maestro Bergstrom. Éste al irse, le deja una nota con la que le asegura que cuando se sienta sola sin alguien en quien confiar, sólo debe leerla para sentirse mejor.


 La nota dice :"Tú eres Lisa Simpson"

Hay ciertas cosas que vale la pena mencionar: Lisa tiene 8 años, por lo que es natural que se sienta intimidada por el mundo que la rodea y afectada por lo que ella considera el abandono del maestro Bergstrom. También que Lisa es un dibujo animado... pero dejando eso aparte, la situación es bien familiar para mi, no porque yo haya recibido un nota de parte de un profesor diciendome que yo soy yo, pero si he me ha tocado recibir la reafirmación de mi ser gracias a un agente externo.

Aparentemente, yo soy más para alguien de lo que soy para mi.

Evitaré confusiones. Cuando uso la primera persona, no lo hago para que tú entiendas que hablo de mi, quien redacta, ni tampoco para que entiendas que hablo de mi, el blog, ni que entiendas que hablo de mi, yo. Lo ideal es que la lectura del texto en el que se usa la primera persona funcione para que te sientas identificado(a) con lo que escribo, digo, con lo que lees.

No sé quien soy, pero parece que la gente que me conoce si lo sabe.

La reafirmación del "yo" viene de agentes externos al "yo", por lo que no importa que yo no sepa quien soy porque otros lo saben.
Tristemente, vivimos en un mundo, en un tiempo en el que las cualidades personales, las ideas, las cosas que nos hacen ser quienes somos, todas dependen de agentes externos. ¿Qué pasó con el ser feliz simplemente porque sí ¿De dónde viene esa necesidad de reforzar la identidad propia mediante externalizaciones que no reflejan dicha identidad? ¿Dónde quedamos nosotros?

Tú y yo, que leemos esto, tú ahora y yo tambien ahora, aunque nuestros presentes sean distintos; quién soy y quién eres no depende de otros, por eso la nota para Lisa es importante, porque no dice que es buena niña, que es inteligente, que es popular, la nota no dice que escribe bien, no dice que sus fotos son lindas, la nota no dice que tiene seguidores, ni muchos amigos, la nota ni siquiera dice que es una niña, no dice que es mujer, no dice que es persona, la nota solo dice su nombre, porque, en el caso de Lisa, su escencia está en su nombre, porque no hay otra Lisa Simpson.

No sacas nada con alegarme que es un dibujo y que no entiendes la relación que puede haber entre una cosa y la otra. Lo primero porque yo ya aclaré eso y lo segundo porque lo explicaré a continuación:
 Tú no eres quien eres por tu historia o por tus decisiones. No eres quien eres por tus amigos ni por tu familia. Tú eres quien eres porque eres tú, y como tú no hay nadie más.
 Yo no sé quien soy, pero sé que no hay otro como yo.


PS. Bergstrom es un agente externo, pero su reafirmación de la identidad de Lisa es inexistente sin Lisa dándose cuenta de que es ella más importante que lo que la nota dice.
PPS. No debería estar escribiendo esto porque yo suelo asumir que mis lectores(as) me entienden, y si no lo hacen me piden aclaraciones, pero lo escribí.
PPPS. si tú sábes porqué lo escribí, por favor dime, que la razón o razones, por ahora, se me escapan.

11 de marzo de 2015

404

Acabo de ver una película. Una de esas películas que no se ven en el cine, una de esas películas que no ves con la familia, menos con amigos...

Hoy vi una película de esas que hay que ver solo, una de esas que no puedes ver con alguien más porque te la arruinarían opinando, o por no poder opinar.

Hoy vi una película para mi, y me gustó.

Recuerdo un escena, no de la película que acabo de ver, sino de otra; Ratatouille, en la que el crítico de comida va al restaurante y le pide al mesero "perspectiva". El mesero no entiende, obviamente, y pregunta si quiere algo para comer, a lo que el crítico responde que como no le pueden dar perspectiva, entonces que le lleven comida y que él proveerá la perspectiva.

Esa escena es buenísima porque se puede aplicar a muchas cosas, que no voy a detallar ya que presumo de mis lectores una nivel cultural y cognitivo alto, además de una imaginación desarrollada, lo que les permite rellenar los espacio que voy dejando.

En mi caso particular, esta fue una película que me ofreció perspectiva, y por lo mismo no se podía compartir con alguien, por el riesgo de que ese alguien no pudiese ver la perspectiva ofrecida por la película y se viese obligado a entregar una perspectiva propia, cosa que no viene al caso.

La mayoría de las veces, no me agradan las cosas que me ofrecen perspectivas, usualmente porque son perspectivas simplistas, trilladas y manipuladas para parecer nuevas, pero no lo son, y al darme cuenta de eso, me enojo conmigo mismo y con el objeto recién visto o leído. Y debo reconocer que muchas veces disfruto de las cosas que requieren de mi perspectiva para ser completadas, cosas que vale la pena comentar, discutir, conversar, desarmar y volver a armar, pero también hay poco de eso el en mundo.

Aquí viene la parte en la que yo me quejo de la sociedad y del mund en el que vivimos que requiere de cosas pre-digeridas porque son más fáciles de procesar,  porque estamos acostumbrados a la inmediatez, porque estamos acostumbrados a la comida rápida, al poco esfuerzo y a la comodidad, pero me saltaré esa parte, aunque tú creas que la leíste, no es así, lo que hice fue simplemente escribir sobre lo que escribiría, de lo que tú, inteligente lector(a), deduces que mis palabras anteriores, si bien dicen lo que dije que debian decir, no dicen todo lo que podrían decir.

Esa es la perspectiva que me gusta.

¡Un momento!, dirás ya que notaste que al recibir la perspectiva de la película no tuve que trabajar para crear mi perspectiva propia, pero ese es el mismo error que cometió la persona con quien no compartí la película; la persona que creyó que la película carecía de perspectiva y le dio la propia, esa persona y tú, que lo notaste, cometen el error de considerar que el trabajo recae en quien ve y deja de lado el trabjo de quien elabora la obra de arte en sí. Pero no sólo pasa por ahí, ya que mi trabajo no está en crear la perspectiva, o en el recibirla de la película o la obra que sea, sino en encontrarla en ella.

Los y las astutas me diran que entonces el problema siempre recae en la persona que observa ya que no cumple con su trabajo y responsabilidad de buscar la perspectiva ofrecida por el obra, pero esto me remite nuevamente a aquella escena en Ratatouille y ahora si debería quedarte todo claro.

¿O eres tú la persona que cree que hago esa última referencia a Ratatouille para evitarme una explicación que podría írseme de las manos? ¿crees que menciono a Ratatouille para conseguir hacerte pensar o creer que en realidad tengo un punto que quiero que entiendas pero que no quiero escribir porque quiero que lo descubras por ti mismo(a)?

Podría ser, y esa si que es la perspectiva...




Pero no po! dirá otro(a) sagaz lector... ojalá seas tú, y ojalá sepas por qué es tu deber el cuestionarme esto último.